‘Ghost, la sombra del amor. El musical’ / teatro (reseña)

 ‘Ghost, la sombra del amor. El musical’ / teatro (reseña)

Este clásico del cine vuelve en una adaptación teatral. (Foto: Instagram.com/ghostelmusicalmex)

En 1990, los cines del mundo contaban la historia de un joven asesinado cuyo espíritu logra contactar a una médium para proteger a su amada y hacer justicia. En su momento, la cinta deslumbró a la audiencia por su calidad y trucos visuales. Y 30 años después, logra el mismo efecto… pero ahora en el teatro.

Ghost, la sombra del amor. El musical es una adaptación escénica a la exitosa película protagonizada por Patrick Swayze (quien dio vida a Sam), Demi Moore (en el papel de Molly) y Whoopi Goldberg (la inolvidable Oda Mae Brown).

Ya se ha presentado en 18 ciudades del mundo (que incluyen Nueva York, Londres, Buenos Aires, Roma y Madrid). El turno ha llegado para la capital de México y ocurre de la mano del productor Morris Gilbert y MejorTeatro.

Para su versión mexicana, la compañía ha apostado por dos jóvenes talentos: Molly es interpretada por Dai Liparoti (Los Miserables, Hoy no me puedo levantar), mientras que el responsable de dar vida a Sam es el argentino Agustín Argüello (Mentiras, El Rey León y quien se dio a conocer masivamente en el país azteca por su participación en el reality La Academia).

Las carreras de ambos continúan hacia arriba y su participación en esta obra lo confirma, un combo que completan Alex Brizuela (en el papel de Carl, el amigo que traiciona a Sam), Santiago Ulloa (quien da vida a Willy, el asesino del protagonista), Pepe Navarrete (el fantasma del Metro) y Arturo Echeverría (el fantasma del hospital). El papel de Oda Mae Brown lleva el sello de Lorena D’ la Garza (Mentiras, La hora pico).

Nuestra opinión

Durante el estreno, el productor Morris Gilbert aseguró que esta obra es “un acto de amor al teatro”. Y lo es. Quienes amaron la película, quedarán satisfechos con la adaptación teatral; y quienes conozcan esta historia por primera vez, tendrán una versión confiable de la original.

Quizá consciente de que el mejor recuerdo musical de la cinta sea ‘Unchained Melody’ (canción de The Righteous Brothers), la puesta soluciona pronto la expectativa del público en torno a cómo se abordará la emblemática escena del encuentro entre los protagonistas al ritmo de este tema (de hecho, ocurre en los primeros 5 minutos de la obra y se recurre a ella un par de veces más). Algo similar sucede con la recordada escena de Sam y Molly modelando barro.

Las largas horas de ensayo sí que se notan. Tanto actores como actrices ejecutan dignamente un trabajo que, además, se beneficia por la mega producción que tiene detrás: 40 cambios escenográficos (que pesan 10 toneladas), 70 personas en la realización, otras 140 para el montaje de la luz y el sonido, 92 equipos de luces robóticas y 111 de luz convencional.

Y esa mega producción se mueve en función del mejor recurso que tiene esta obra: sus efectos especiales. Se trata de combinaciones de luz, sonido y ángulos que son puestos al servicio de cada escena, como cuando le disparan a Sam y su fantasma ve su cuerpo por primera vez.

Lo mismo sucede con las escenas del Metro, cuando Sam habla con otro fantasma (un llamativo montaje que emerge del piso). Y las sorpresas siguen: durante toda la función vuelan objetos, giran sillas, se elevan personas e incluso un fantasma entra al cuerpo de Oda Mae en plena escena (mediante un efecto que será el asombro de toda la audiencia). De hecho, los efectos son tan atractivos que dan ganas de volver a ver la obra para apreciarlos con mayor detalle.

Llama la atención lo fiel que la cinta ha sido adaptada a la puesta en escena (prácticamente todos los escenarios de la película pueden verse en este musical). Y esto se debe a que el guionista del filme es el mismo de la obra: Bruce Joel Rubin.

Si a esto se suma la experiencia de Gilbert en este tipo de montajes, la obra consigue una convincente combinación: un mismo escenario puede ser el primer hogar de una pareja de novios para luego convertirse en las oficinas de un banco en Nueva York, el vagón de un Metro o el salón de una médium. Todo en apenas segundos.

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Buena parte del mérito está en su dirección. La responsable es Silvia Montesinos, quien vino desde España para trabajar con los actores en darle forma y sentido a una obra que, si bien está basada en una película, tiene su propio lenguaje teatral.

La clara muestra de lo anterior es que resuelven convincentemente rápido escenas como la persecución al final de la cinta, pero por otra parte, hacen lenta y detallada la fantasía que genera Oda Mae cuando recibe un cheque por 10 millones de dólares.

Aplausos de pie para…

Mención aparte se merece Lorena D’ la Garza. De primera impresión, que el personaje de Oda Mae no sea interpretado por una actriz de color podría representar un preconcepto. Sin embargo, bastan sólo unos segundos para eliminarlo si el espectador le otorga a esta mexicana un solo beneficio: el de la duda.

Sin ser afroamericana ni cumplir el prototipo del emblemático personaje de Oda Mae, D’ la Garza hace el más memorable de los trabajos, algo que la actriz ha sabido llevar en aspectos que son propios de la intérprete original, los cuales van desde la caracterización hasta las formas de hablar y caminar.

De hecho, en varios países donde se ha montado la obra (como Argentina), el origen étnico para interpretar a este personaje ni siquiera ha sido un requisito. Más que un tono de piel, se requiere de una actriz versátil, que sepa cantar y sea carismática… y Lorena lo es.

Basta ver las risas y aplausos que su actuación genera en el público, con quien D’ la Garza logra una genuina conexión. De hecho, podría decirse que Lorena se lleva la obra… tal como Whoopi se lleva la película.

Diferencias con la cinta

Por supuesto, en el filme hay situaciones que la obra aborda de manera distinta. Por ejemplo: el fantasma del Metro es un hombre mucho más joven que en la cinta, la escena donde Sam elevaba una moneda para dársela a Molly aquí es reemplazada por una carta (con truco de magia incluido), y también en la película es diferente la muerte de Carl, cuyo cuerpo originalmente terminaba atravesado por el cristal de una ventana.

En su momento, Ghost, la sombra del amor fue nominada a cinco premios Oscar (incluyendo Mejor Película, Guión y uno para Whoopi Goldberg como Mejor Actriz de Reparto). Y en cuanto a reconocimiento, la versión teatral no se queda atrás: su versión española obtuvo 11 nominaciones a los Premios Teatro Musical y, al igual que ocurrirá en México, ha representado un escaparate perfecto para mostrar a una nueva generación de talentos en escena.

Sea rodada en Nueva York o representada dentro de un teatro, Ghost es una historia sobre la esperanza, la justicia y el amor verdadero. No importa si es apreciada desde una pantalla o la butaca de un foro. En ambos casos, la intención es la misma: conmover al expectador.

El teatro es magia. Comienza esperando las tres llamadas y termina con un agradecido público que ovaciona de pie. Y en el escenario de Ghost, la sombra del amor. El musical sus personajes hacen magia… literalmente.

‘Ghost, la sombra del amor. El musical’
Teatro San Rafael
Virginia Fábregas 40, San Rafael, 06470, Ciudad De México
Jueves, 7:00 PM
Viernes, 7:00 PM
Sábado, 1:30 PM y 6:00 PM
Domingo, 1:30 PM y 6:00 PM
Boletos en: http://mejorteatro.com/obra/ghost-la-sombra-del-amor-el-musical/

¿Qué te parece? ¿Qué opinas de la adaptación musical que se ha hecho de esta cinta? ¿Qué otra película te gustaría que fuera llevada al teatro? Envíanos tus comentarios.

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