‘100 metros cuadrados o El inconveniente’ / teatro (reseña)

 ‘100 metros cuadrados o El inconveniente’ / teatro (reseña)

‘100 metros cuadrados o El inconveniente’ se presenta en el Nuevo Teatro Libanés. (Foto: MejorTeatro)

Sara ha encontrado el departamento perfecto para ella. Pero cuando por fin se decide a comprarlo, el agente inmobiliario le dice que existe un “pequeño inconveniente”: Lola, la dueña del inmueble, deberá vivir en él hasta su muerte.

Este es el punto de partida de ‘100 metros cuadrados o El inconveniente’, una obra que llega al Nuevo Teatro Libanés para dar un mensaje sobre el profundo nexo que puede crearse entre dos generaciones provenientes de muy distintos mundos.

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Las actuaciones corren a cargo de Ana Karina Guevara (como Sara, la compradora del departamento), Mauricio Galaz (como el agente inmobiliario) y la gran Jaqueline Andere (como Lola, la propietaria original del inmueble), quien también es referida en la obra como ‘El inconveniente’ (de ahí el apellido de la obra).

Todo se desarrolla en un único lugar: la sala del departamento en pugna. Todos tienen un interés particular: Sara desea comprar el departamento, el agente inmobiliario quiere obtener la comisión correspondiente por la venta, mientras que Lola pretende quedarse en el inmueble hasta su último día. Ahí justamente comienza el enredo.

Pero un dilema así de incómodo no tiene por qué serlo para el público. Por ello, la obra atina en darle un abordaje especial para contar una historia así: la comedia. La dramaturgia es labor de Juan Carlos Rubio, mientras que la dirección corrió a cargo de Manuel González Gil.

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Nuestra opinión

La obra abre con Sara y el agente inmobiliario afilando sus respectivos colmillos para lograr una compra-venta exitosa. Pero el primer aplauso llega cuando se abre el closet y dentro se encuentra Jaqueline Andere.

A pesar de ser tan distintas, Sara y Lola terminan unidas por un denominador común: la soledad. Conforme avanza la puesta en escena, ambas van encontrando algunos puntos en común y aprendiendo la una de la otra, algo que se nota en sus diálogos, contacto físico y hasta vestuario.

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Pero la comedia es la constante. Jaqueline está irreconocible en el mejor de los sentidos, dando vida a una protagonista acostumbrada a sus propias reglas. En escena se le ve desenfadada, achacosa, gritando groserías, bebiendo y hasta fumando mariguana, mientras que el personaje de Ana Karina representa el lado rígido de la vida. Ambas necesitan llegar a puntos medios y sus respectivos extremos las empatan, sobre todo por los reveses que incluye la historia.

En el camino hay de todo: drama, malos entendidos, súplicas y un arsenal de frases dignas de enmarcar (“Hay cosas peores en la vida que llegar tarde”, “Lo que me queda de vida es lo que te separa de este departamento”, “El silencio es la única salida elegante de un mentiroso”, “La vida es ahora” y la constante “Después de cuatro halagos viene un ‘pero’”).

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Ana Karina también sabe llevar un papel que implica estar contenido todo el tiempo mientras la otra protagonista va rompiendo la línea y enamorando al público (un logro que demuestra lo buena actriz que es). Sabe corresponderlo y también tiene sus momentos para brillar, tal como le ocurre al agente de bienes raíces (de hecho, además de actuar, Mauricio Galaz forma parte del equipo creativo de la obra).

Poco a poco, los tres actores de estos 100 metros van derrumbando sus fachadas, removiendo sus escombros, rediseñando sus planos y reuniendo lo que hace falta para volver a construirse. Todo en un escenario que comienza frío como el departamento de una mujer olvidada, pero se va llenando por el calor de las risas y el cariño del público.

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Lo que más nos gustó

Sin duda, Jaqueline Andere es una leyenda viva. Sólo verla en escena causa emoción, al contemplar a una experimentada de los escenarios aún con tantas historias por contar (de hecho, en la obra da vida a una mujer de 78 años cuando la actriz tiene 83).

Y es que en su probada trayectoria, Andere lo ha hecho todo: una película surrealista con Luis Buñuel (El ángel exterminador, de 1962), un clásico teatral que es prueba de fuego (Un tranvía llamado Deseo, en 1983), un básico de la pantalla mexicana (Yesenia, en 1971), un referente de las telenovelas (El maleficio, de 1983) e incluso una villana memorable (La madrastra, en 2005).

Sin embargo, lo que la actriz ofrece en ‘100 metros…’ es realmente diferente. Luce más viva que nunca, como si se tratara de otra Jaqueline (incluso, para su personaje utiliza un tono de voz poco conocido en ella, como si lo hubiera guardado especialmente para este papel). Acostumbrada a ejecutar personajes hechos para no atravesar la pantalla, lo que logra con Lola es un legítimo vínculo con quien está en la butaca.

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Dueña de una carrera valuada en más de 60 años, cuando creemos que la gran Jaqueline Andere ya mostró todo el talento que tiene, se saca un personaje que merece ser visto en el teatro. La respetada actriz hace a un lado sus típicos personajes de mujer elegante y opulenta, y a cambio nos regala a una protagonista deliciosa que hará a la audiencia aplaudir de pie.

El genio detrás de un logro así es, nuevamente, Morris Gilbert. Sin duda, es un productor iluminado que sabe dónde hay que dar el siguiente paso. Sus obras pueden ser tan espectaculares como Ghost, la sombra del amor o íntimas como Pequeñas grandes cosas. Pero al final siempre ocurre lo mismo: el público quiere saber cuál es su siguiente jugada.

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Sin duda, el público se llevará este papel de Jaqueline en su corazón. En escena, será sólo la achacosa dueña de un departamento; pero para la audiencia, será quizá una abuela a la que hace mucho no visita, una vecina olvidada que reclama atención o tal vez una madre que merece ser tratada con más dignidad… y asombra notar cómo una obra de 1 hora y media tiene ese efecto.

De esta manera, el Nuevo Teatro Libanés representa una cita obligada para ver a una Ana Karina Guevara mostrando su madera histriónica, un Mauricio Galaz fogueándose entre dos grandes y una Jaqueline Andere gratamente irreconocible. Todo eso y más es ‘100 metros cuadrados o El inconveniente’, una obra que habla sobre la amistad, el amor, la tolerancia y, sobre todo, un tipo de complicidad que sólo es tangible en el universo femenino.

100 metros cuadrados o El inconveniente
Nuevo Teatro Libanés
Barranca del Muerto esquina Minerva y 2 de Abril
Colonia Crédito Constructor, 03940, Benito Juárez, Ciudad de México
Viernes 20:00 horas
Sábado 18:30 y 20:30 horas
Domingos 17:00 y 19:00 horas
Boletos en: http://mejorteatro.com/obra/100m2-el-inconveniente/


¿Qué te parece? ¿Te gustaría ver esta obra? ¿En qué otro personaje recuerdas a Jaqueline Andere? Envíanos tus comentarios.

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