‘Pequeñas grandes cosas’ (teatro) / reseña

 ‘Pequeñas grandes cosas’ (teatro) / reseña

‘Pequeñas grandes cosas’ se presenta en el Teatro Milán. (Foto: MejorTeatro)

¿Aceptarías un trabajo anónimo, sin paga y cuya labor consiste en ofrecer consejos de vida vía Internet? ¿Lo harías incluso con dos hijos, un duelo pendiente y un arsenal de deudas? En 2010, una escritora estadounidense llamada Cheryl Strayed lo hizo… y su vida cambió para siempre.

‘Pequeñas grandes cosas’ es un intento por llevar al teatro la historia real de esta mujer, luego de aceptar ser la columnista de Querida Sugar para la publicación literaria en línea The Rumpus. Cada semana y durante dos años, decenas de cibernautas solían escribirle en busca de consejos, los cuales ella respondía bajo el pseudónimo Sugar (sustituyendo silenciosamente a su anterior autor: el también escritor Steve Almond).

En México, la obra está protagonizada por Mariana Garza en el papel de Sugar (Cheryl Strayed), en un escenario donde le acompañan Amanda Farah, Alejandro Morales y Marcos Radosh, alternando funciones con Daniel Bretón. Se presenta en el Teatro Milán y cuenta con la guardia escénica de Morris Gilbert y MejorTeatro.

Nuestra opinión

“El teatro sana”, comentó Mariana durante la rueda de prensa para anunciar el regreso de esta puesta en escena. Y sólo hasta que se aprecia la obra que actualmente protagoniza es como esa frase tiene más sentido que nunca. Sí, el teatro sana (bueno, el arte en general lo hace). El arte transforma… el arte cambia vidas.

Eso fue justo lo que vivió Cheryl Strayed durante los dos años que se hizo cargo de la columna Querida Sugar. Se trata de un personaje que, en aquel blog, atiende a un número cada vez más amplio de seguidores en busca de algún consejo de vida.

La obra está hecha en formato de roles y consiste en la lectura de varias de las cartas y respuestas reales publicadas en esa columna entre 2010 y 2012, y a las que el resto de los actores ponen su voz, interpretación y, sobre todo, corazón.

Ninguno de ellos necesita cambios de vestuario, caracterización o escenario. Es más, ni siquiera requieren un nombre… su voz es suficiente. Y eso es señal de que la obra cuenta con cuatro de los más natos actores y actrices que tiene la cartelera teatral actual.

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Historias de la vida real

Escénicamente, la obra transcurre en un mismo lugar que, al mismo tiempo, son muchos. Es una especie de bosque en donde todas las historias que llegan a Sugar están igual de vivas: una mujer abusada sexualmente, un hombre atrapado en el cuerpo equivocado, un padre en duelo por la repentina muerte de su hijo…

Y Cheryl, sin ser psicoterapeuta, intenta aliviar el dolor de sus cibernautas con el referente más de primera mano que tiene: sus historias personales. De ahí que la sanación de los otros sea su propia sanación. En cada entrega, Sugar promueve bondades como la catarsis, la comunicación, el perdón, los grupos de apoyo, la compasión, la autonomía y la confianza en el futuro.

En escena, mientras un personaje dirige su carta a Sugar en espera de una respuesta, el resto oye atento y en silencio, quizá representando a los cientos de cibernautas que fungen como espectadores cuando leen cada nueva entrega de esta columna.

Consciente de una temática así de intensa, la obra se permite varias dosis de humor que ayudan a despresurizar el ambiente. Y es que muchas de las cartas recibidas por Sugar contienen historias que dejan un silencio seco entre la audiencia. Se debe quizá a que, ante algo tan duro, ni el propio público se permite hacer el menor ruido. Ese es el efecto que provoca.

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Las actuaciones

Al nacer inicialmente como una columna que ofrecía consejos y después un libro que compilaba algunas de las cartas a Sugar, ‘Pequeñas grandes cosas’ necesitaba un norte para ser adaptada al teatro. La responsable fue la guionista canadiense Nia Vardalos, nominada como actriz y guionista en premios como los Golden Globe o incluso el Oscar de Hollywood.

En México, la responsable de dar dirección al proyecto escénico fue la dramaturga y guionista Paula Zelaya Cervantes. El resultado es una obra honesta que fluye sin huecos ni intermedios y que, de hecho, aprovecha la intimidad de un teatro como el Milán para ofrecer una pieza igual de personal.

Hay llantos arriba y abajo del escenario. Los actores llegan a comprometerse tanto con sus papeles que, se nota, más de una de esas historias atraviesa el guión memorizado y llega al corazón del ser humano detrás del personaje. Está claro que conectan con ese alguien que ha sufrido y busca consuelo a la distancia en una columnista sin nombre.

De hecho, salvo el caso de la experimentada y multiventas Mariana Garza, pareciera que el resto de los actores fueron elegidos más desde el talento que desde la taquilla. Sus interpretaciones se perciben tan orgánicas que sorprende la manera en que un texto, que originalmente fue enviado como carta, termine siendo actuado con tal apropiación.

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La consagración de Mariana Garza

Cada uno de los actores de esta puesta camina sobre esa delgada línea que divide el interpretar y el no quebrarse en escena. En más de una ocasión, se les ve haciendo un gran ejercicio de contención para sostener a su personaje… porque como los actores que son saben, por experiencia, que no hay nada más duro que soportar el dolor ajeno.

La obra es generosa en sí misma y permite que cada actor y actriz tenga su momento. Pero es claro que Mariana Garza lleva un peso escénico como quizá nunca en su comprobada trayectoria… y está preparada para eso. De ahí que el propio Morris Gilbert asegure que esta obra es la consagración de Garza como lo que ya es: una primera actriz.

Sin cambios de escenografía, orquesta monumental ni una mega producción como las que han hecho a Morris Gilbert ganarse el título del Rey Midas teatral, la obra sabe transmitir el mensaje. Y de la misma manera en que esto consagra a Mariana Garza como primera actriz, también lo posiciona a él como un productor visionario, que sabe encontrar oro tanto en lo espectacular como en lo íntimo.

Está claro que quien acuda al Teatro Milán saldrá siendo alguien diferente y, de hecho, al finalizar la función, el público terminará tal como lo hace la obra: con un profundo y sincero suspiro.

Sin duda, ‘Pequeñas grandes cosas’ es una carta de amor a la vida. En las respuestas a cada uno de sus seguidores, Sugar aborda aspectos tan humanos como la complejidad de las relaciones, el manto sanador del perdón y el poder transformador del amor… todo en voz de una columnista que ofrece respuestas a brazos abiertos.

‘Pequeñas grandes cosas’
Teatro Milán – Foro Lucerna
Lucerna 64 (esquina con Milán), Juárez, Ciudad de México
De jueves a domingo, 17:00 y 19:00 horas
Teléfonos: 55 5535 4178 / 55 5207 1498
Boletos en taquilla o en este link: http://mejorteatro.com/obra/pequenas-grandes-cosas/#tickets

¿Qué te parece? ¿Qué opinas de esta puesta en escena? ¿Qué otra obra te gustaría ver pronto? Envíanos tus comentarios.

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