‘Adiós a todo lo triste’ / teatro (reseña)
‘Adiós a todo lo triste’ se presenta todo mayo en La Teatrería. (Foto: Instagram.com/La Teatrería)
Por Abraham Monterrosas Vigueras
A veces, para encontrar las respuestas de adentro, hay que buscar afuera. Eso hace Jessiee, una chica de Ohio quien decide poner una pausa en su vida. ¿Qué mejor que un viaje a Hawaii para lograrlo? Lo que ella no sabe es que en aquella isla le espera el amor, el duelo, su adolescencia, los preconceptos y hasta sus espectros del pasado. Todos se juntan para darle sol a Adiós a todo lo triste, una de las mejores obras de la temporada.
Cuenta en su reparto con Melissa Hallivis (como Jessiee), Eduardo Palacios (como el joven que conoce en la isla, llamado Kahekili) y Axel Mares (quien funge como guía del hotel al que llega la protagonista, al mismo tiempo que lleva la línea argumental de toda la obra). Se presentarán durante todo mayo en La Teatrería, un hermoso lugar donde una historia como estas sabe brillar.
La puesta en escena es original desde el anuncio de las tres llamadas, las cuales simulan el aterrizaje de la protagonista a Maui, la tierra que la reencontrará con su yo del pasado para juntas sanar su presente. El camino está lleno de emociones que la obra sabe modelar, algo que se nota al romper la cuarta pared o al hacer que coexistan drama y comedia.
El escenario es tan íntimo como la historia que cuenta su protagonista: una treintañera huyendo de sus consecuencias y que, apenas llega a la isla, conoce a un chico de 17 años. Sí, se enamoran y sufren por no poder estar juntos… pero Adiós a todo lo triste es mucho más que la crónica de un amor de verano.
En el camino, Jessiee va revelando las cicatrices de su historia. Algunas la confrontan, otras la sacuden, pero todas la llevan en este momento clave de su vida. Y en el camino, Kahekili le pone color a su relato. Para lograrlo, se requiere a dos actores que muestren complicidad, algo que cumplen Melissa Hallivis y Eduardo Palacios, un par de talentos que saben emocionarse en escena. En más de una ocasión, se les mira temblar, dudar y hasta llorar, algo que el público agradece al ver al humano detrás del personaje.
Mención especial se merece Axel Mares. Si bien la historia lleva el manto de una comedia romántica entre dos personas, él hace todo lo demás. Su papel principal es el del guía del hotel, pero es todos los personajes posibles: desde un mesero hasta un sobrecargo, y desde un infante de marina hasta un exnovio de la protagonista, pasando por un historiador y hasta una rana. Es de reconocer que, para ser cada uno de ellos, sólo necesita una mascada. El resto se crea a partir de los recursos de su propio talento, materializados en su cuerpo, tono de voz y postura… un artista hecho a mano.
La Teatrería también hace lo propio. Al ser un escenario tan íntimo, hace a un lado cambios escenográficos, vestuarios de diseñador o una orquesta colosal, que a ratos pueden velar el talento real de los actores. Tanto esta obra como el teatro en donde se representa dejan al actor al desnudo con sus propios recursos. De ahí que estos tres histriones logren con esta puesta en escena un paso hacia adelante en las largas trayectorias que les esperan.
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Un logro importante también está en la iluminación, que lo mismo puede simular una cabina de avión que un atardecer en la playa, el surfear en las olas o un flashback para contar una divertida anécdota de la protagonista con un tampón. El logro es de Adriana Moles en la dirección y el equipo de producción corre a cargo de CDC Península Films.
Y consciente de que la experiencia teatral debe ser sensorial, el responsable de la música es Klauz Duane, un guía sonoro que logra un ambiente de mar, una fiesta en la playa, sonidos incidentales y hasta el sonar de un teléfono… y todo lo logra con ni más ni menos que un ukulele.
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De esta forma, Adiós a todo lo triste es una obra que merece foros llenos. La protagonista cree que está escapando de su realidad, sin saber que se está acercando a quien está destinada a ser. Es la historia de un romance de verano, pero aderezada con dilemas mucho más complejos: el dolor por crecer, un lazo familiar roto, un choque cultural y hasta los embates que son resultado de la complejidad del amor, todo al rimo del ukulele y con paisajes de ‘Alfonsina y el mar’.
La obra merece una temporada más larga, por su valor en la historia, su calidad en los actores que la cuentan y su destreza en la ejecución al relatarla. Sin duda, es una puesta que demuestra por qué vale la pena decirle Adiós a todo lo triste.
Adiós a todo lo triste
Sábados 6:00 pm y 8:30 pm / Domingos 6:00 pm
La Teatrería
Tabasco 152, Roma Norte, Cuauhtémoc, Ciudad de México
Teléfono: 55 5207 3234
Boletos en https://www.lateatreria.com/
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